Categoría Juvenil, Tercer puesto
Mamá solía decir que el agua y su corriente se llevaban las penas. Siempre preguntaba a qué se refería, pues a mis siete años era un niño curioso, pero ella respondía pobremente diciendo que algún día, cuando lo viviera, lo entendería. Sus respuestas nunca saciaban mi curiosidad. Por miedo a molestar no insistía, pero siempre me quedaba la duda. El sábado era nuestro paseo semanal por Santa Lucía. Compramos pan. Pasando el puente hacia el metro noté algo raro. —¡Amá, mira! —Tranquilo mijo que eso se lo lleva el río. Entendí por qué nunca habría explicación suficiente.
Ángel González, 16 años.
La América, Medellín.
Ilustración: Tatiana Castrillón.