COMO UN GALLINAZO EN LA NOCHE

Categoría Adultos

La vuelta con Ícaro fue distinta. Él se cansó de andar entre callejones, parchar en esquinas y jugar futbolito con arcos de piedritas. De andar con pintas y verles la cara a las cuchas de mala cara. Un día dejó de tirar carreta, se puso unas alas grandes que tenía muy bien guardadas y pensó: «Donde me vean a esta hora, me tumban». Entonces esperó que fuera de noche y se fue volando arriba, suavecito, para no destechar las casas ni despeinar a la gente, hasta que se vio como un puntico diminuto en medio de la luna toda brillante.

Santiago Gallego Franco, 36 años.
Medellín.

Ilustración: Tobías Arboleda.