LA PRÓTESIS

Categoría Adultos Primer puesto

No sabía que mi papá había perdido sus dientes; solo tuve conciencia de ello cuando vi la prótesis en el lavamanos, mientras él se iba a la Clínica Medellín. Horas después re- cibí un audiomensaje en el que decía no poder comer y me rogaba hacérsela llegar. Cuando volví a casa para recogerla, encontré la misma risa en el baño; la puse en una bolsa para enviarla con el mensajero, quien observó extrañado la encomienda. La prótesis no paró de reír, ni cuando una semana después fue devuelta con otras cosas sin usar, en la maleta de mi padre muerto.

Lina Marcela Cardona García, 43 años.
Santa Elena, Medellín.

Ilustración: Isabel Mejía Piedrahita | @soloisabelypunto.