LA ÚLTIMA MARCHA

Categoría Adultos Segundo puesto

El regreso a casa era imposible. Daniel, ahorcán- dose en el deseo de maldecir, corría sin escape en medio de la asonada. Un golpe le hizo besar el suelo y los dientes fragmentados decoraron criminalmente el pavimento. El fuerte olor de la sangre le mostró las primeras moradas del exilio. Supo que empezaba a abandonar este lugar. Tras los dientes, el ojo derecho. Tuvo ganas de llorar, pero no le fue posible. Su cuerpo se retorcía como frágil bandera, pero pudo oler, en el sudor de sus verdugos, los abismos del miedo. Y lamentó, más que su vida, la de ellos.

Julián David Álvarez Arias, 30 años.
Belén, Medellín.

Ilustración: Pablo Pérez. @Pablo_Perez_Altais.